Adelanto: Capítulo 23 - Lake Silence - Anne Bishop

CAPÍTULO 23

Aggie

Thaisday, 15 de Juin

Siguiendo las órdenes de Ilya Sanguinati, Aggie reunió a sus parientes Crowgard y voló al lado del bosque de Albergue Silence, donde no serían vistos por ningún humano pescando en el lago. Muchos de los Cuervos eligieron posarse en las ramas de los árboles cercanos, pero la mayoría se asentaron en el suelo, ya que era más fácil cambiar a una forma humana cuando no era necesario mantener el equilibrio sobre una rama que podría no soportar esa forma.

Una docena de Sanguinati siguieron al abogado de la señora Vicki fuera de la cabaña. Varios Cuervos se esponjaron y revolotearon. Otros Cuervos acicalaron sus plumas para mostrar que no estaban preocupados por la cantidad de vampiros que también asistían a esta reunión. Normalmente, los Crowgard no tenían motivos para temer a los Sanguinati. Siendo otra forma Terránea, no eran presas. Pero los depredadores poderosos nunca deberían tomarse a la ligera.

—Nos gustaría su ayuda para resolver un rompecabezas, —dijo Ilya Sanguinati.

Aggie dejó de acicalarse. Los rompecabezas eran divertidos, especialmente los que requerían averiguar cómo reclamar un brillante.

Ilya Sanguinati les mostró una fotografía del clip brillante que había cambiado por la bonita pulsera.

—Necesitamos averiguar cuántos humanos tienen un clip de corbata exactamente como este. Una vez que sepamos quiénes son, podremos descubrir por qué están interesados en El Jumble.

«La señora Vicki se está ocupando de El Jumble ahora», dijo Eddie Crowgard. «Ella es la Lectora. No necesitamos otro humano allí.»

—Creemos que los humanos que usan este clip están tratando de obligar a la señora Vicki a irse.

«¡Piquémosles!>

«¡Dile a Cougar que los desgarre!»

«¡Dile al Oso que los mate!»

—Aún no.

Todos los Cuervos se quedaron quietos. "Todavía no" no era una promesa de que pronto habría ojos para el almuerzo, pero estaba cerca.

—No pueden tomar estos brillos, —dijo Ilya Sanguinati—. Tienen que quedarse con los humanos que los poseen.

Aggie miró a Ilya. ¿Sin brillos? ¿Qué clase de juego de rompecabezas era ese?

—Encuentren algo más que traer de vuelta que me diga quiénes son los humanos y dónde viven, —dijo Ilya—. Algo que no echarán de menos, como correos que los humanos tiran en el cubo de reciclaje tan pronto como llegan o un sobre que haya sido arrojado. Necesitamos algo con el nombre y la dirección del humano.

«¿Qué pasará entonces?» Preguntó Aggie. No estaba segura de cuántos de los Cuervos jugarían a este juego de acertijos si no podían quedarse con el brillo.

Ilya sonrió, mostrando sus colmillos.

—Entonces podremos identificar a los enemigos humanos que se esconden entre el resto.